MANIFIESTO

Los músicos no somos ni más ni menos que nadie. La música que hacemos llega al corazón, como la sangre, y luego nos aligera los pies, como el buen vino. Pisamos barro cuando llueve, como todo el mundo (quizás hagamos una canción sobre ello, eso sí). Somos humanos, con nuestras cosas, nuestras necesidades, obligaciones y derechos.

“Las obras del ser humano son más bellas que el ser humano“, dijo el poeta. Puede ser que sí, que sea más fácil escuchar nuestra obra que convivir con nosotros y nosotras. Nos abstraemos con facilidad, manejamos mejor la armonía que las hojas de cálculo, a veces no prestamos la atención debida a la fiesta de cumpleaños de nuestros allegados, y a menudo estamos lejos hasta cuando estamos al lado. No nos lo toméis en cuenta, por favor. Os necesitamos, y mucho. El pan y la sal de nuestra vida, nuestra inspiración, eres tú; tanto si estás a nuestro lado como ahí enfrente dando palmas, te necesitamos desde este escenario. Lo que nos das, lo transformamos en música. 

Queremos lo que queréis: respirar, trabajar, cobrar lo justo para pagar las facturas a tiempo, disfrutar de buena compañía en la terraza del bar de al lado, ayudar a reconstruir este país extraordinario, emocionarnos y emocionar, sorprender, y llorar de alegría sabiendo que compartimos más de lo que soñamos nunca. Nosotros, nosotras, lo decimos de una manera personal: con el instrumento, la voz, la palabra. 

No pararemos de crear. La canción, la sinfonía, el rap o el pulso del swing no son armas arrojadizas, son boomerangs que vuelan de alma en alma, que vienen y van y siempre que retornan nos descubren todo lo bueno de lo que somos capaces en comunidad, y construyen un vínculo intangible pero eterno. Sólo es Música, pero es tanto…

NUESTRAS DEMANDAS

Nuestro Estatuto es nuestro futuro.

Debemos desarrollar y completar cuanto antes el Estatuto del Artista, ya que estas medidas normativas tienen que arreglar los problemas estructurales de contratación en la música en directo, cotizaciones a la Seguridad Social, fiscalidad y compatibilidad con todo tipo de pensiones, etc.

Queremos un Internet justo.

Debemos recibir una justa remuneración por nuestro trabajo en el mundo digital. Internet es una herramienta maravillosa, pero tiene que ser también justa para los músicos. Para los músicos, ahora mismo internet es sinónimo de indefensión, y no de justicia. 

Necesitamos ayuda.

Mientras no volvamos a la normalidad, recuperando la música en vivo, se deben crear todas aquellas ayudas que sean precisas, atendiendo a las necesidades reales de los músicos. La extensión temporal de la pandemia obliga a revisar con sensibilidad las ayudas al sector, de manera cuantitativa y cualitativa.